Texto original en francés publicado por Gazette du Livre Médièvale, No. 17 (Automne, 1990), 31-32. Traducido al inglés y publicado en 1991 por Abbey Newsletter. Traducido al español y publicado por Hispanoamérica. Artes del Libro en 2011.

Por lo regular, en la mayoría de los ensayos que han discutido el origen del códice no ha dejado nunca de asegurarse que las tablillas de madera son el antecedente mas antiguo de la estructura del códice. Incluso autoridades en la materia han proclamado esto con gran certeza, tanto C. H. Roberts y T. C. Skeat en The Birth of Codex  (1983, pag. 1):

«Nunca ha habido alguna duda sobre el orígen físico del códice, es decir, que se desarrolló a partir del uso de las tablillas de madera para escritura…».

La certeza con la que se pretende otorgar validez a ésta declaración está de hecho en marcado contraste con la falta de pruebas sustanciales y con la exploración de la naturaleza exacta de esta relación genética. Esta suposición sin embargo se ha repetido una y otra vez sin ningún atisbo de malestar intelectual respecto a la debilidad del argumento. Un cambio semántico de una palabra*1 no puede tomarse como prueba de una relación genética. La analogía en la forma geométrica de los elementos que los componen, o su capacidad para dar vuelta a la hoja es meramente superficial, los métodos primitivos de unión entre los elementos de las tablillas de escritura (ya por medio de bisagras, anillos de metal o un simple bramante) casi nada tienen en común con la estructura del codex.

Es con la naturaleza compleja de la estructura del codex que la anterior analogía simplista termina. La característica más esencial de un códice multisección es el sistema de unión con hilo usando la puntada de cadeneta, que conecta las secciones plegadas (cuadernillos) entre sí y a menudo también sus tapas. Desgraciadamente, sólo rara vez el sistema de costura de los códices antiguos pudo sobrevivir: a menudo se desglosó antes de su contenido, o fue destruido cuando los códices fueron abandonados en el desierto de los beduinos quienes pudieron reutilizarlo, o fueron mutilados y removidos por estudiosos de generaciones posteriores para los que la encuadernación no tuvo mayor importancia. Razones por las que los aspectos físicos de la construcción de los primeros códices se han perdido, primero físicamente y luego, poco a poco, de la vista de los expertos en este campo.

Sin embargo, hay cierta evidencia de que la estructura del codex pudo haber existido antes de lo que generalmente se supone dentro del marco de las tablillas de madera. Las pruebas se reducen a una piedra, en una estela del nuevo imperio hitita que data del siglo VIII ó VII  antes de Cristo y fué Berthe van Regemorter (Scriptorium, 12, 1958, p. 177-181), quien llamó la atención sobre una evidencia más temprana para el códice, sugiriendo que la tinta y el pincel fueron utilizados para escribir, y un sofisticado sistema de costura y enlace a las tapas empleado para encuadernar. Sus observaciones recibieron una atención limitada, y fueron desechados, incluso por  C.H. Roberts y T.C. Skeat en una nota (op. cit, p. 11.): «Para las representaciones de la escritura en tablillas de madera en los relieves neo-hitita… ver B. Regemorter van, Scriptorum, 12, 1958, pp 177. «

Es cierto que un relieve en piedra no puede revelar la naturaleza del material que intenta representar, pero dar por sentado que se trata de tablillas de madera parece ser una conclusión bastante apresurada. Los estudiosos familiarizados con las estructuras de la encuadernación bizantina podrían reconocer un tipo característico de anclaje de sus tapas: con el hilo de costura se entra en cada tapa después de haber salido repetidamente por cada estación de costura para formar un conjunto de líneas (alojadas convenientemente en una ranura) paralelas al lomo, hay alguna evidencia de tipos similares de anclaje de las tapas en los códices coptos. No sabemos lo que estaba dentro de los tableros de esta representación neo-hitita, pero sin duda el tipo de encuadernación es muy diferente de las tradicionales «tablillas de madera». La posibilidad que se trata aquí sería una evidencia temprana de una construcción del códice, postulada por Berthe van Regemorter, y al menos debería ser considerada, ya que la creencia dogmática en suposiciones sin fundamento solo tiene un vago efecto, un fenómeno que se encuentra a menudo en la historia de la ciencia.

El estudio de la estructura antigua de la encuadernación ha sido durante mucho tiempo olvidada en el ámbito de la codicología, e incluso hoy en día, la investigación en esta área es considerada por muchos como un pasatiempo inútil. Es cierto que se trata de una de las ramas más jóvenes de las ciencias del libro, en edad temprana, pero deshacerse de posibles cuentos de hadas podría ayudar a que madure.

*1. La palabra a la que Szirmai hace referencia en el primer párrafo es Book que etimologicamente deriva de la palabra beech, madera de haya en español, que es la madera sobre la que se escribían las runas.

Un comentario

  1. Rodrigo
    Creo que lo que representa la estela de piedra es una tablilla de cera con tapas de madera y una bisagra o charnela de hueso.
    Las lìneas horizontales son la uniòn de los distintos cilindros de hueso que se realizaban por torneado y que en la parte interna tenian un centro de madera que les permitìa la vinculaciòn con el contiguo .
    Los cilindros se vinculaban en forma alternada con una y otra tapa por medio de fijaciones de madera. En la actualidad hay bisagras que utilizan el mismo principio.
    Este tipo de bisagra era muy usado para muebles.
    Por mail personal te hago llegar fotos y bibliografìa para compartirlo con los seguidores de tu blog.
    Un abrazo y siempre atento a tus publicaciones.
    Alberto Chiaramonte