El gesto del encuadernador…

Sin el privilegio de la vista mucha de la belleza de los libros, y la forma del libro en si, se nos escaparía irremediablemente; sería tan irrelevante que probablemente el hombre no hubiera sido capaz de inventarlo, pero hay otro sentido igual de importante, que subyace en el acto de encuadernar y es el tacto. […]